"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 5 de agosto de 2012

CARTAS DE EL-AMARNA -CARTA DE TUSHRATTA A AMENOFIS III-


Cartas de el-Amarna 
Carta de Tushratta a Amenofis III
(Tablilla 17)

Prof. Dr. Julio López Saco
Departamento de Formación Histórica Especial
Escuela de Historia, UCV, Caracas





Las cartas de el-Amarna (antigua ciudad-capital Ajetatón, en el Alto Egipto, fundada por el faraón Amenhotep IV o Ajenatón), se encontraron en tablillas cuneiformes, escritas principalmente en acadio, la lengua franca y diplomática internacional en este periodo histórico. Descubiertas por campesinos egipcios de la zona a fines del siglo XIX, durante excavaciones clandestinas realizadas en la ciudad en ruinas, fueron inicialmente depositadas en una antigua edificación que los arqueólogos han bautizado como la Oficina de Correspondencia del faraón y posteriormente vendidas en los mercados de antigüedades. Estamos entonces, en consecuencia, ante un archivo de correspondencia, en su mayor parte diplomática, llevada a cabo entre la administración egipcia y sus representantes en regiones como el corredor levantino. El archivo completo incluye correspondencia del reinado precedente, es decir, de Amenhotep III, con más de trescientas cartas de tenor diplomático, aunque existen algunas que son de carácter literario y didáctico. Desde un punto de vista histórico y cronológico, las tablillas arrojaron luz sobre las relaciones de Egipto con Mitanni, Asiria, los Hititas de Anatolia, Siria, el Levante y hasta la isla de Chipre (Alashiya). En términos generales, el periodo que abarca la correspondencia comprende los reinados de los citados Amenhotep III, Ajenatón (Amenofis IV), Semenejkara y Tutankamón. Aunque las misivas no contienen fechas ni referencia cronológica alguna, quizás porque en el sistema diplomático vigente en ese época no había un único calendario genérico para todos y no era necesario fecharlas, existen, sin embargo, muy contados casos donde los trabajadores de la cancillería egipcia anotaban en escritura hierática las indicaciones del tiempo conforme a la costumbre de los escribas egipcios. En cualquier caso, es muy complicado establecer algún tipo de línea cronológica, con el agravante de que muchas de ellas están fragmentadas. En otras ocasiones, no figura ni el emisor ni el destinatario en el texto y, por lo tanto, tampoco una fecha.
No debemos olvidar que el archivo de Amarna está incompleto. Las cartas allí halladas son únicamente las que dejaron porque ya no eran útiles, necesarias para la administración. Es significativo, en este sentido, que no se encuentran referencias al mundo de los hititas, a los reinos y poblaciones del Egeo o que las menciones al imperio Asirio, que renace en esta época para conformar el reino medio, sean notablemente escasas. La correspondencia sería trasladada nuevamente a Menfis una vez abandonada la capital de Ajenatón.
Las cartas que aquí vamos a trabajar corresponden a una pequeña selección caracterizada por la presencia en ellas de personalidades, particularmente gobernantes, de ciudades de la región levantina del Mediterráneo oriental, así como de localidades mayormente ubicadas en la región sirio-palestina y en islas del Egeo, como Chipre. El contexto cananeo-fenicio y, especialmente, el bíblico, con referencias habituales en algunas notas, en relación al mundo egipcio del siglo XIV a.n.e., incluyendo el período “herético” amarniense, es el ámbito que vincula la correspondencia escogida.

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Carta de Tushratta a Amenofis III
(Tablilla 17)
Descripción técnica

Tablilla de arcilla acadia de Tell el-Amarna (Akhetaton) con cincuenta y cuatro líneas de texto que corresponden a una misiva enviada por el rey Tushratta de Mitanni al faraón egipcio Amenhotep / Amenofis III. Se data en el siglo XIV a.n.e. Fue descubierta por una campesina en 1887, y hoy se encuentra en el Museo Británico de Londres, bajo el número de inventario BM 29792. La tablilla se identifica, en función de los diversos estudiosos, con las siglas EA 17 y BB 9.

Texto

A Nibmuaria,1 Rey de Egipto, mi hermano, digo: de este modo habla Tushratta, rey de Mittani,2 tu hermano. Estoy bien. Espero que estés bien; espero que Kelu-Heba, mi hermana, también se encuentre bien y deseo que tu hogar, tus esposas, hijos, nobles, guerreros, tus caballos, tus carros y todos en tu tierra estén muy bien. Cuando me senté en el trono de mi padre, era aún joven, y Tuhi3 hizo daño a mi tierra, mató a su Señor.
Y, por lo tanto, él no me trató bien, ni trató adecuadamente a las personas que estaban en términos amistosos conmigo. Yo, sin embargo, especialmente debido a esos males
que fueron perpetrados en mi tierra, no me retrasé. Pero maté a los asesinos4 de Artashumara,5 mi hermano, junto con todos los que tenían a su alrededor. Como estabas en trato amistoso con mi padre, te lo envié y hablé, de modo que mi hermano pudiera oír hablar de este hecho y disfrutarlo. Mi padre te amó, y tú amaste aun más a mi progenitor. Y mi padre, debido a ese amor, te concedió a mi hermana.6 ¿Quién más apoyó a mi padre como tú lo hiciste? Justo el año venidero, por otra parte, mi hermano… la tierra entera de Hatti.7 Cuando el enemigo vino a mi tierra, Teshub,8 mi señor, lo puso en mi mano y lo destruí. Y ni uno de ellos volvió a su propia tierra.
Observa; un carro, dos caballos, un sirviente, una sierva, todo sacado del botín de la tierra de Hatti que te he enviado. Y como regalo para mi hermano te he enviado cinco carros (y) cinco juntas de caballos. Como presente para Kelu-Heba, mi hermana, le he enviado un juego de prendedores de oro, un juego de pendientes de oro, un ídolo dorado,9 y un envase de "aceite dulce". Te he mandado a Keliya, mi ayudante,10 junto con Tunip-ibri. Pueda mi hermano enviarlos de prisa de regreso, de modo que puedan traer rápidamente noticias, de manera que pueda oír la alegría y los saludos de mí hermano. Que mi hermano pueda buscar nuestra amistad y que pueda mi hermano enviar sus mensajeros, de forma que ellos traigan los saludos de mi hermano y yo los pueda recibir.

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1- Nibmuaria corresponde a uno de los nombres de Amenofis III, cuyo reinado se extendió entre 1386 y 1349 a.n.e.
La cronología más aceptada para Amenhotep III es 1390-1353 a.n.e. Fue un faraón de la dinastía XVIII, hijo de Tutmosis IV. Los nombres, epítetos y títulos del faraón egipcio se constituían como emblemas distintivos que lo relacionaban con los dioses y su autoridad. Los reyes egipcios poseían, durante su reinado, cinco nombres. El primero, y más arcaico era Her (Horus), representado en forma de halcón.
Solía aparecer inscrito en el serej, suerte de rectángulo que remedaba la fachada del palacio sobre la que aparecía el halcón. De este modo, el faraón era la personificación de este dios en la tierra. En tiempos del Imperio Nuevo, el epíteto hijo de Horus era seguido de “toro fuerte”, aludiendo a su poder fecundador. El segundo era Nebty, las dos señoras, el buitre del alto Egipto y la cobra del bajo(Nekhbet y Wadjet respectivamente). Con este título se simbolizaba el poder del faraón en todo el territorio. El tercero era Her Nebu o bien Horus de Oro, que implicaba la identificación del dios con el sol e, indirectamente, confirmaba la naturaleza divina del mandatario. El cuarto título o denominación regia era Nesu-bity (el que corresponde al junco y a la abeja), símbolos de la soberanía del rey (y de su papel garante de la estabilidad política), sobre el alto y el bajo Egipto, respectivamente. Al lado de este título se ponía aquel escogido por el propio faraón al subir al trono, que era colocado en el interior del cartucho (un círculo oblongo), formado por una cuerda,  simbolizando, así, una especie de mágica protección. El quinto título aparece a partir de la IV dinastía, en concreto desde el rey Kefrén: Sa Re, hijo del dios Re, que vinculaba, en una relación de parentesco paterno-filial, al sol con el soberano. A este nombre le seguía otro, el que el rey había recibido en el momento de venir al mundo. (J.L.).
2- Mitanni fue un relativamente efímero reino hurrita ubicado geográficamente entre los cursos superiores de los ríos Eufrates y Tigris, al norte de Irak y Siria actuales.
También conocido en los textos egipcios como Naharina, este reino, cuya importancia comenzó a ser relevante hacia el siglo XVI a.n.e. comprendía, esencialmente, la región del Khabur, al norte de Siria. (J.L.).
3- Tuhi (o Ud-hi) es una persona desconocida. Parece evidente que se trata del líder de los conspiradores que asesinaron a Artashumara, aliado o pariente del rey de Mitanni.
4- El asesinato por razones políticas es una práctica habitual en los antiguos imperios y reinos. La Biblia menciona varios casos al respecto (2 Reyes, 11, 1; 13-15; 15, 10, 14, 25, 30; 21, 23-24).
5- Artashumara es nombrado en el texto como hermano de Tushratta, pero podría referirse a un parentesco ficticio. Es probable, incluso, que se trate de uno de los aliados politicos del rey, aunque es muy discutible.
6- Los enlaces matrimoniales por motivos politicos también fueron una práctica muy común entre los miembros de la realeza en la antigüedad. Ejemplos bíblicos relevantes los podemos encontrar en 2 Samuel 3, 2-5 (matrimonies de David y Salomón), y 1 Reyes 3, 1; 11, 1-3.
7- Hatti es el nombre habitual del reino Hitita, cuya ubicación geográfica tradicional fue la región oriental de Turquía.
Los Hititas, poblaciones indoeuropeas ubicadas en Anatolia, conformaron un reino a partir del siglo XVII a.n.e. y establecieron su capital en la gran ciudad de Hattusa (cercana a Bogazkoy). Su nombre (Hatti) procede de los textos asirios y egipcios (Heta). No obstante, es casi seguro que el país de Hatti mencionado en estas fuentes sea, en realidad, el correspondiente a un pueblo anterior al hitita. (J.L.).
8- Teshub es la denominación del dios hurrita de las tormentas, cuyo consorte es Hebat, reina del Cielo. Se trata de una deidad paralela al Baal y al Hadad de las poblaciones semíticas occidentales.
Este dios principal de los hurritas aparecía vestido como un hombre barbado, con la panoplia de un guerrero, y se asociaba con el toro. Como dios de las batallas, aparece representado en los santuarios de Alepo y Yazilikaya. (J.L.)


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