"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 20 de mayo de 2012

CICLO POSTERIOR DE ESDRAS -APOCALIPSIS GRIEGO DE ESDRAS-


CICLO POSTERIOR DE ESDRAS

Al igual que ocurrió con Henoc, “el séptimo varón después de Adán”, en torno a la prestigiosa figura de Esdras se crearon numerosas leyendas. Algunas de ellas tienen forma de apocalipsis.

APOCALIPSIS GRIEGO DE ESDRAS
(fragmento)(1) 

Por Antonio Piñero



El tema de fondo de todo el escrito es fundamentalmente las dudas acerca de por qué Dios ha creado al hombre para destinarlo a la perdición. La respuesta divina remite al pecado y a la desobediencia de los hombres a las leyes divinas, actos que son libres y responsables.
El escrito base de este apocalipsis griego es judío, sin duda. Pero ha sido interpolado por manos cristianas, lo que se ve claramente en diversos pasajes, entre otros los que tratan del Anticristo y del anuncio de la resurrección.
La lengua original del escrito es griego, también con toda seguridad, pero el autor deja entrever en algunos lugares que su lengua materna es el hebreo o el arameo. La fecha de composición del texto básico judío ha de situarse después del Libro Cuarto de Esdras, por tanto a partir del siglo II d. de C. Respecto a la fecha de la última redacción cristiana, nada se puede decir con seguridad. Ha de ser bastante tardía: a partir del siglo III o IV en adelante.

(1) Lamentablemente por el momento me es imposible publicar el texto completo como siempre fue mi proceder, pero dado la importancia de esta obra, juzgue conveniente hacerlo así. 
Espero que el lector sepa comprender y valorizar el texto ofrecido. – Sergio (Nuestros Antepasados)

Primera visión
Palabra y apocalipsis de Esdras el santo profeta y amado de Dios. Sucedió el año 30 en el día 22 del mes: estaba yo en mi casa y clamé al Altísimo:
-Señor, concédeme la gloria para que vea tus misterios.
Y, llegada la noche, vino un ángel, el arcángel San Miguel, y me dice:
-Retírate a partir de aquí, profeta Esdras, setenta semanas.
Y ayuné según me dijo. Y vino Rafael, el jefe del ejército, y me dio un bastón  de asta de lanza. Y ayuné dos veces setenta semanas. Y vi los misterios de Dios y sus ángeles. Y les dije:
-Quiero pleitear con Dios en relación con la raza de los cristianos: mejor sería al hombre no nacer que venir al mundo.
Fui elevado entonces al cielo y vi en el primer ciclo el gran ejército de los ángeles y me llevaron hacia los lugares de los juicios […]. Entonces comencé a decir:
-¡Ay de los pecadores, porque verán al justo sobre los ángeles, ellos irán a la Gehenna del fuego! […]. Compadécete de las obras de tus manos, oh misericordioso y rico en piedad. Júzgame a mí en lugar de las almas de los pecadores. Pues conviene que uno se pierda y que no vaya todo el mundo a la perdición.
Y dijo Dios:
-Yo haré reposar a los justos en el Paraíso y así soy misericordioso.
Y dijo Esdras:
-Señor, ¿en qué haces gracia a los justos? Pues de la misma manera que el asalariado que ha cumplido su servicio largo tiempo, así el justo obtiene su recompensa en los cielos. Pero compadécete de los pecadores, pues sabemos que eres misericordioso.
Y dijo Dios:
-No veo cómo compadecerme de ellos.
Y dijo Esdras:
-No podrán soportar tu ira.
Y dijo Dios:
-Quiero tenerte como a Pablo y Juan. Dame tú el tesoro sin corrupción e inviolable, la joya de la virginidad, la muralla de los hombres.
Y dijo Esdras:
-Mejor hubiera sido para el hombre no haber nacido […].

El día del juicio
Y dijo el profeta:
-Revélame tus querubines y vendremos juntos al juicio y muéstrame el día del juicio, cual será […]. No cesaré de pleitear contigo, antes de que vea el día de la consumación.
Y dijo Dios:
-Cuenta los astros y la arena del mar y, si puedes contar esta, podrás también pleitear conmigo […]. Ningún hombre conocerá aquel día grande y la majestad que viene a juzgar al mundo. En razón de ti. Profeta mío, te he dicho el día, pero no te he dicho la hora.
Y dijo el profeta:
-Señor, dime también los años.
Y dijo Dios:
-Si veo que aumenta la justicia del mundo, tendré benevolencia con ellos, pero en caso contrario extenderé mi mano y tomaré el mundo desde los cuatro costados y congregaré a todos en el valle de Josafat y haré desaparecer la raza de los hombres y no habrá ya mundo […].
Y dijo el profeta:
-Señor, si pensabas esto, ¿Por qué plasmaste al hombre? […]. ¿Dónde está tu promesa?

El Altísimo responde solo indirectamente con los signos de la proximidad del fin
Y dijo Dios:
-En primer lugar haré un terremoto para perdición de los cuadrúpedos y de los hombres. Y cuando veáis que el hermano entrega a muerte al hermano y que los hijos se levantan contra los padres y la mujer abandona al propio marido, y cuando una gente se levante contra otra en guerra, entonces conoceréis que el fin está cercano. Entonces ni el hermano se compadecerá del hermano, ni el hombre de su mujer, ni los hijos de los padres, ni los amigos de los amigos, ni el siervo del dueño. El mismo enemigo del hombre subirá del Tártaro y mostrará muchas señales a los hombres. ¿Qué más te haré, Esdras, y que mas pleiteas conmigo? […].

El Tártaro o infierno
Y dijo el profeta:
-Quiero, Señor, ver también las partes más profundas del Tártaro.
Y me dijo Dios:
-Baja y ve.
Y me dio a Miguel, y Gabriel y otros treinta y cuatro ángeles, y descendí ochenta y cinco escalones y me condujeron hacia abajo quinientos escalones. Vi un trono de fuego y sobre él un viejo sentado y su castigo era sin misericordia.
Y dije a los ángeles:
-¿Quién es este y cuál es su pecado?
Y me dijeron:
-Este es Herodes, el que fue hecho rey por un tiempo y mandó matar a los infantes de dos años y medio para bajo.
Y dije:
-¡Ay de su alma!
Y me bajaron otros treinta escalones y vi allí las brasas de fuego, y en ellos la multitud de los pecadores, y oí sus voces, pero no vi sus figuras y me bajaron muchos escalones más abajo, tantos que no pude contarlos y vi allí a hombres ancianos, y torbellinos ardientes que torturaban sus oídos. Y dije:
-¿Quiénes son estos? Y ¿Cuál es su pecado?
Y me dijeron:
-Estos son los desobedientes.
Y me bajaron de nuevo otros quinientos escalones, y vi allí al gusano que no muere y al fuego que quemaba a los pecadores. Y me bajaron al fondo de la perdición y vi allí las doce plagas del abismo. Y me llevaron hacia el sur y vi allí a un hombre que estaba colgado de los párpados y los ángeles lo azotaban, y pregunté:
-¿Quién es este? Y ¿Cuál es su pecado?
Y me dijo Miguel, el jefe de la milicia:
-Este es el pecador de incesto materno; por un pequeño placer que tuvo, ha sido castigado con este castigo de estar colgado […].
Y vi allí el castigo del aire y el soplo de los vientos y las reservas de los cristales de hielo y los juicios eternos. Y vi allí un hombre colgado del cráneo. Y dije:
-¿Quién este?
Y me dijo:
-Este cambio los mojones de los montes.
Y vi allí grandes tribunales. Y dije al Señor:
-Oh Señor dueño, y ¿Quién es el hombre nacido que no ha pecado?
Y me bajaron más abajo en los Tártaros y vi a todos los que se lamentaban y lloraban y el amargo dolor de los pecadores. Lloré yo viendo castigo de tal manera al género de los hombres […].

El Anticristo
Y me llevaron hacia el norte y vi allí un hombre que estaba sujeto con unas palancas de hierro, y pregunté:
-¿Quién es este?
Y me dijeron:
-Este es el que dice “Yo soy el Hijo de Dios”, y yo soy el hice las piedras pan y el agua vino.
Y dijo el profeta:
-Señor, enséñame cuál es su figura para que lo anuncie a la raza de los hombres, para que no crean en el.
Y me dijo:
-La forma de su rostro es como de animal salvaje; su ojo derecho es como el astro que se levanta a la mañana, y el otro sin movimiento.
Su boca un codo de anchura; sus dientes como palmos, sus dedos como hoz y la horma de sus pies dos palmos y en su frente la inscripción:  Anticristo. Quiso elevarse hasta el cielo, mas descenderá hasta el Hades. Unas veces se hará niño; otras veces viejo.
Y dijo el profeta:
-¿Señor, y cómo dejarás que engañe a la raza de los hombres?
Y dijo Dios:
-Escucha, profeta mío, sea niño o viejo, ninguno lo crea al decir que es el Hijo amado de Dios.

Resurrección, juicio, el paraíso
 Y después de esto sonará la trompeta y se abrirán los sepulcros y los muertos resucitaran inmortales. Entonces el enemigo, oyendo la mala amenaza, se esconderá en las tinieblas exteriores. Entonces el cielo, la tierra y el mar perecerán. Entonces abrasaré al cielo unos ochenta codos y la tierra ochocientos codos […]. Y me condujeron los ángeles hacia el oriente, y vi el árbol de la vida y vi allí a Henoc, Elías, Moisés, Pedro, Pablo, Lucas y Matías y todos los justos y los patriarcas.

Muerte-asunción del alma de Esdras
Tomando, pues, el Señor el ejército numeroso de los ángeles dice al profeta:
-Dame el bien confiado que te entregué. Te está preparada la corona.
Y dijo el profeta:
-Señor, si tomas de mí mi alma, ¿Quién quedará para pleitear contigo a favor de la raza de los hombres? […]
Escúchame a mí que he pleiteado contigo tantas veces y da a todos los que reproduzcan por escrito este libro y lo tengan y se acuerden de mi nombre, y completen mi memoria, dales la bendición del cielo y bendícelos  en todo como bendijiste el final de José y no recuerdes sus iniquidades antiguas en el día de su juicio. Pero cuantos no crean en este libro sean quemados como Sodoma y Gomorra.
Y vino una voz que le decía:
-Esdras, amado mío, cuantas cosas pidas las daré una por una.
Y enseguida entregó su preciosa alma con gran honra en el mes de octubre (el día) dieciséis.

Traducción del griego de Domingo Muñoz León

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