"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

sábado, 10 de julio de 2010

MITOLOGIA -LA INVENCIBLE HIDRA ES DECAPITADA-

MITOLOGIA
LOS TRABAJOS DE HERCULES

La invencible hidra es decapitada


Cien bocas humanas en un cuerpo de serpiente. Cien bocas de hálito pestilente, exhalando un veneno capaz de secar las plantas y matar a todas las criaturas vivas.
La hidra de Lerna vive en la región que mas tarde llevará su nombre, próxima a Argos. Poco a poco extenúa a la población con la ponzoña que destilan sus cien gargantas malditas.
Figura horrenda, maldición de la naturaleza y de los dioses, la hidra nació de la unión de Equidna –una ninfa mitad humana, mitad serpiente- con el monstruo Tifón.
Había sido criada por la vengativa Juno bajo un roble, junto a la fuente Amimone, solo para servir de provocación a Hércules.
Matarla parecía imposible. Cada una de las cien cabezas, una vez cortada, renace con igual ímpetu. Y la cabeza central ni siquiera puede ser destruida: es inmortal.
Compete a Hércules eliminar a la hidra; ésa es la orden de Euristeo. Para ayudarlo en la lucha desigual, el héroe llama a Iolao, su sobrino. El joven, orgulloso, se prepara prontamente para seguirlo. Ahora son dos cabezas humanas contra cien bocas inmortales.
Tan pronto como avista a sus adversarios, el monstruo exhala su hálito mortífero. Iolao vacila: se detiene. Hércules está atontado; casi desmaya. Pero continúa avanzando, en dirección a la cabeza central.
Al fin de arduo combate, consigue cortarla. Para impedir que se desarrolle otra vez, convirtiéndose en otra hidra, Hércules la entierra en un valle profundo y le coloca encima una enorme roca.
Después arranca las restantes cabezas del monstruo. Y pide a Iolao que incendie el bosque vecino. Con los árboles hechos brasas, quema la herida de las cabezas cortadas, para que los tejidos no se reconstituyan jamás.
La hidra está muerta. Y Lerna está libre de la calamidad. Las plantaciones vuelven a su lozanía, y los hombres a trabajar en paz.
Antes de regresar a Micenas, llevando a Euristeo su victoria, Hércules empapa sus flechas en el veneno de la hidra, haciéndolas duraderamente mortíferas.

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